domingo, 12 de diciembre de 2010

Poema telúrico a Fontanarrosa

Después de algún tiempo (digo algún por no decir muchísimo) decidí volver a publicar algo para la enorme cantidad de seguidores (tres o cuatro) del blog. En este caso, revolviendo viejos archivos de la vieja computadora, encontré un poema escrito por mi gran amigo Cosme fulanito, dedicado al inolvidable Negro Fontanarrosa. Disfrutenlo.

Poema telúrico a Fontanarrosa


La pluma ya no escribe
y entre lágrimas recuerda
los trazos firmes
que lograban con fineza.

El gaucho y su perro refunfuñan:
“Eulogia, ¿Por qué ya no se queja?
Deje ya el misterio,
conocemos su tristeza”.

Aún está fresco su último garabato,
sobre algún cajón del viejo Rosario
donde el canalla dejó
para siempre su lunfardo.

Que los grandes partan,
nos dejen sus letras,
parta usted tranquilo, negro,
el capitán lo espera.

Cosme Fulanito
20 de Julio del 2007

lunes, 19 de julio de 2010

A mis amigos



Esta entrada esta dedidacada a cada uno de mis amigos.
Cosme fulanito pidió ser el autor de esta entrada, seguramente le hubiese impreso algo de poesía (el cree que es talentoso), pero hacía mucho que no me daban derecho a opinar o al menos a postear.
Para aquel que no lo sabe, hoy 20 de junio se celebra el día del amigo, ¿que tiene de especial esa fecha? me preguntó un amigo con cara de entrañamiento...
Pues, ese día fue maravilloso para todos nosotros. Pasó algo de lo cual nadie duda de su existencia ni tampoco de su importancia: ¡El hombre llegó a la luna!
¿y eso que carajo tiene que ver con los amigos? preguntó el mismo amigo cada vez mas impaciente.
Bueno, yo que mierda sé. Seguramente en Estados unidos se terminaron los conflictos con la URSS. Contesté yo con entusiasmo.
Ok, dejemoslo así. Contestó mi gran amigo
Bueno, es verdad, la elección del día es una mierda. No tiene lógica, ni siquiera sabemos si los señores del norte llegaron a la luna o fumaron algo que los depositó allí. Lo cierto es que el día a celebrar no importa, la elección es arbitraria, pero considero que al menos una vez en el año, se debe festejar este día. Y no me vengan con eso de que "día del amigo es todos los días y yo no necesito de ninguna fecha para acordarme" porque a todos nos gusta recibir ese saludo y juntarnos ese día, otra vez, con los buenos amigos
Les dejo a continuación la letra de este bellísimo tema de Joan Manuel Serrat.
Y para cerrar, haciendo gala de mi extenso y maravilloso vocabulario les digo a todos y cada uno de mis amigos: ¡Feliz día, manga de hijos de puta!

NO MORE

Las malas compañías
(Joan Manuel Serrat)

Mis amigos son unos atorrantes.
Se exhiben sin pudor, beben a morro,
se pasan las consignas por el forro
y se mofan de cuestiones importantes.

Mis amigos son unos sinvergüenzas
que palpan a las damas el trasero,
que hacen en los lavabos agujeros
y les echan a patadas de las fiestas.

Mis amigos son unos desahogados
que orinan en mitad de la vereda,
contestan sin que nadie les pregunte
y juegan a los chinos sin monedas.

Mi santa madre
me lo decía:
"cuídate mucho, Juanito,
de las malas compañías".

Por eso es que a mis amigos
los mido con vara rasa
y los tengo muy escogidos,
son lo mejor de cada casa.

Mis amigos son unos malhechores,
convictos de atrapar sueños al vuelo,
que aplauden cuando el sol se trepa al cielo
y me abren su corazón como las flores.

Mis amigos son sueños imprevistos
que buscan sus piedras filosofales,
rondando por sórdidos arrabales
donde bajan los dioses sin ser vistos.

Mis amigos son gente cumplidora
que acuden cuando saben que yo espero.
Si les roza la muerte disimulan.
Que pa' ellos la amistad es lo primero.

lunes, 12 de julio de 2010

Una Foca en el armario

No es fácil vivir con una foca en el armario ¿me comprende?
Cuando la vi por primera vez, ahí, contrastando con unos zapatos negros de cuero (no hay que olvidar que los cachorros de foca tiene un pelaje blanco como la nieve), me pregunté como hacía para sobrevivir sin agua, ya que, si bien son mamíferos y viven del mismo aire que nosotros, necesitan del agua para sobrevivir. Pensé que habría llegado con su familia, escapando de la caza indiscriminada de focas y que la habrían dejado allí mientras buscaban algo mejor.
En un principio despertó en mí cierta compasión. No podía dejarla a su suerte. Se la notaba hambrienta y me supuse que un poco de leche no le vendría mal. De todos modos ¿cuánto más podría llegar a quedarse allí?
Cuando regresé de trabajar la noche siguiente, subí las escaleras con suma velocidad para comprobar que ya se hubiese ido, seguramente la habrían venido a buscar sus padres o alguna amiga foca (realmente no sabía mucho sobre el manejo de las focas) pero cuando abrí el armario allí estaba, mirándome con sus ojos negros y pidiéndome la cena (ella no hablaba, pero se notaba en su actitud que demandaba cierta atención). Cuando le llevé la leche supe que no tenía intenciones de irse.
A los seis meses su pelaje ya había cambiado por un color marrón oscuro y comenzó a emitir una especie de agudo ladrido con el cual me llamaba para que la atienda. Ya no tomaba leche, me lo hizo saber una noche en la que, sin ninguna vergüenza, la escupió sobre mi pecho con una actitud altanera. Todas las noches tenía que llevarle pescado fresco de la pescadería de la estación, porque, claro, a ella no le gustaban los cornalitos o pejerreyes que vendían en la esquina de mi casa. Nunca entendí este punto ya que las focas no mastican la comida sino que tragan grandes bocados. A veces me despertaba, mediante esos extraños ladridos, en medio de la noche solo para ver si me tenía controlado. Me acercaba, abría la puerta del armario y ahí seguía ella, mirándome con altivez.
Cuando cumplió dos años de edad (edad adulta de las focas) comenzaron los mayores problemas. Una gran cantidad de escamas de pescado en el bolsillo interior de mi saco, me hizo sospechar que tal vez estuviese usando la ropa que guardaba en el placard.
A veces llegaba a mi casa y escuchaba música saliendo del armario (le había tenido que comprar el equipo de audio que me había exigido) abría la puerta del mueble y la encontraba jugando a las cartas con otras focas rodeadas de botellas de licor barato. No es que me moleste que haya hecho amistades, pero, como todo el mundo sabe, las focas embriagadas son muy ruidosas, además de agresivas. Por supuesto, con una simple mirada me ordenaba que cerrase la puerta y me metiera en mis asuntos.
El tema empezó a molestarme. La foca cada vez demandaba más atención y sus pedidos no tenían límites: revistas del National geografic, un televisor, videojuegos, una notebook y hasta un celular. A todo esto habría que sumarle el trato humillante que tenía para conmigo. Nunca un “gracias”, ni un gesto de satisfacción. Yo estaba allí para su servicio y ella para ser atendida.
Estaba decidido, ¡tenía que recuperar mi armario! Por supuesto, no podía hacerlo a la fuerza, el animal había tomado el control y no iba a permitir que yo hiciese algo por propia voluntad. Tenía que lograr que tomase la decisión por sí misma. Se me ocurrió que, tal vez si decidiese tener una familia, tendría que mudarse, ir a la costa, a su habitat, donde el espacio sería más amplio. Conseguí una foca macho, bien parecido, con el pelo sedoso y unos ojos enormes, creí que, para una foca, ese sería el ideal de la belleza.
Cuando los presenté, la atracción fue instantánea. La foca me miró y me instó a que cierre la puerta.
Resultaba evidente que mi plan había funcionado, no podían estar el uno sin el otro. Les preparé una cena con calamares y langostinos a la luz de las velas, les di mis mejores libros de poesía y compré algunos discos románticos para crear el ambiente.
Las focas se decidieron a formar una familia, necesitan espacio, están hacinadas en mi pequeño armario.
Es por eso que vine a su mueblería, necesito un armario para tres focas, están en la dulce espera, ¿me comprende?

Cosme Fulanito

lunes, 14 de junio de 2010

Instantáneas

Con que poco se puede despertar en uno la felicidad. Momentos de tregua que nos da la vida en los cuales nos olvidamos de todo. En esos escasos segundos nos olvidamos del pasado aberrante y de las preocupaciones futuras. Cuando las recordamos, no logramos recuperar todo, nos quedan sólo algunas instantáneas:

Once deportistas en fila, vestidos de celeste y blanco, abrazados mientras suena la introducción del himno.

El numero catorce con una cinta en el brazo. Con los ojos vidriosos a raíz de la emoción causada.

El silbato, que tantas veces nos dejo ese gusto seco a injusticia, sonando para iniciar otra ilusión.

La zurda exquisita del diez, que ante cada arranque deja desarmados a todos los de verde, impotentes, desanimados.

Ese cabezazo resistido que a los seis minutos se encontraba atrapado por la red.

Y ese señor de barba, que en otros momentos usaba la camiseta diez, esa que dejó en tan buenas manos.
Con esa mano prestada, que sostiene un rosario.
Con ese pie zurdo escondido detrás de un zapato de cuero que a cada instante trata de encontrarse con su viejo amor. Esa misma zurda que tantos envidiaron. La misma que dejó en ridículo a los hombres de la reina.
Con ese traje gris que tapa la camiseta celeste y blanca con la diez en la espalda que lleva impresa en la piel.

Cosme fulanito

martes, 18 de mayo de 2010

Fuerza Gustavo




Puede gustar o no.
Se puede crear esa absurda disputa Sumo-Redondos Vs Soda.
Yo valoro al músico y a la persona...
Fuerza Gustavo, te vamos a estar esperando.

Cosme Fulanito


Fuerza Natural
Puedo equivocarme
tengo todo por delante
Nunca me sentí tan bien.
Viajo sin moverme de aquí
Chicos del espacio
Están Jugando en mi Jardín.
Me dirán el azar con el viento
Fuerza natural.
(Y me eché a la suerte...)

Nena, no volvió el ayer
Me puse delante
De mis ojos para ver.
Chispas de Oscuridad
No es tan importante
Sé que Dios es Bipolar.
Cambiará como el mar lo que siento
Es algo Natural.
(Cada vez más Fuerte...)

Voy pisando Fósiles , no me dejarán caer
Un mundo microscópico me sostiene de los pies
Naves como nubes cambian de velocidad
Mis pupilas dilatando otra noche más...
Más azul, es la luz
Si me alejo
Fuerza Natural.

Me perdí en el viaje
Nunca me sentí tan bien
Todo por delante
Todo está hablándome
Está Cambiando el Aire
Nunca me sentí tan bien.

Gustavo Cerati

domingo, 9 de mayo de 2010

Un pacto para vivir

Me dicen que las letras de las canciones representan muchas veces el estado de ánimo o la relación entre algunas personas. Si yo tuviese que elegir una que represente este momento, diría (sin pensarlo demasiado) que esta calza a la perfección.

Cosme Fulanito

Un Pacto para vivir

Un pacto para vivir,
odiandonos sol a sol
revolviendo más
en los restos de un amor,
con un camino recto,
a la desesperación
¿desenlace?
en un cuento de terror.
Seis años así
escapandome a otro lugar
con mi fantasía
buscando otro cuerpo, otra voz,
fui consumiendo infiernos
para salir de vos,
intoxicado loco
sin humor.
Si hoy te tuviera aquí
cuando hago esta canción
me sentirías raro
no tengo sueño, mi panza vibra
tuve un golpe energético
milagro y resurrección,
y eso que estaba tieso,
bajo control
El poder siempre manda
si para tenerte aquí
habría que maltratarte !
no puedo hacerlo, sos mi dios
te veo, me sonrojo y tiemblo
¿qué idiota te hace el amor?
y hoy quiero darle rienda
a esta superstición
un pacto para vivir! un pacto para vivir
un pacto para vivir! un pacto para vivir
un pacto para vivir! un pacto para vivir
un pacto........para vivir!

Bersuit Vergarabat

miércoles, 24 de marzo de 2010

24 de Marzo de 1976

NOTA XII

a Manuel Scorza

Los sueños rotos por la realidad
Los compañeros rotos por la realidad/
Los sueños de los compañeros rotos
¿Están verdaderamente rotos / perdidos / nada
se pudren bajo tierra? / ¿su rota luz
diseminada a pedacitos bajo tierra? / ¿alguna vez
los pedacitos se van a juntar?
¿va a haber la fiesta de los pedacitos que se reúnen?

Y los pedacitos de los compañeros / ¿alguna vez se juntarán?
¿caminan bajo tierra para juntarse un día como dice manuel? / ¿se
juntarán un día?
De esos amados pedacitos está hecha nuestra concreta soledad /
Per / dimos la suavidad de paco / la tristeza de haroldo / la lucidez de
/ rodolfo / el coraje de tantos

ahora son pedacitos desparramados bajo todo el país
hojitas caídas del fervor / la esperanza / la fe /
pedacitos que fueron alegría / combate / confianza
en sueños / sueños / sueños / sueños

y los pedacitos rotos del sueño / ¿se juntarán alguna vez?
¿se juntarán algún día / pedacitos?
¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño general?
¿están diciendo que soñemos mejor?

Juan Gelman
De Notas, España. 1979

Verbo Irregular

yo amo
tú escribes
él sueña
nosotros vivimos
vosotros cantáis
ellos matan


ROBERTO JORGE SANTORO

Definitivamente, NUNCA MÁS...

Cosme Fulanito

lunes, 8 de marzo de 2010

Llamado para Greenpeace: ¡Se extigue el lenguaje!

El que me conoce sabe que no soy un erudito en materia del lenguaje, tampoco estoy cerca de experimentar un escaso conocimiento en dicho tema. El que me lee sabrá sin hacer grandes esfuerzos que apenas conozco algunos sinónimos. Por eso, está lejos de mi intención hacer una monografía sobre la escritura de hoy en día.
El arte de la escritura no se atañe a seres sobrenaturales que el poder y talento de su pluma llega desde el abismo celestial. La escritura requiere trabajo y un poco de investigación. Es cierto que cuanto mas se conozca sobre la materia en cuestión, mejores serán los resultados pero no es necesario ser un lingüista para darse cuenta que nuestro lenguaje esta siendo masacrado.
No considero que cuatro adolescentes deban sentarse en un bar a hablar sobre la mayéutica y sus diferentes postulaciones, eso no solo sería aburrido sino absurdo al por mayor. El lenguaje coloquial es tan necesario como el aire que respiramos.
Me atrevo a decir que así como logramos extinguir cantidades de seres vivos y seguimos trabajando para hacer desaparecer aun mas, las palabras y la escritura, como la conocíamos, corre el mismo riesgo.
Y no me refiero, como ya esbocé anteriormente, a ser un escritor reconocido, me refiero a reglas básicas que hacen de nuestro idioma algo único. Pasemos a graficar con el siguiente ejemplo:

Ola!!!! Este es mi blog, les gusta??

El hecho de no utilizar las “h” donde corresponden no es algo que me preocupe en demasía, una persona que no conozca los usos de esta letra en particular no tiene por que escribir (aunque sea lo que corresponda) correctamente una palabra confusa que lleve su presencia. Pero palabras tan básicas como “hola” y “hombre”, las escribimos desde que nos iniciamos en la escolaridad, leer “ola” me provoca una ira incontenible hacia el autor de semejante fatalidad.
Pero si observamos con detenimiento encontraremos un notable error que ya, hasta me atrevo a decir, no se tiene en cuenta.
Nuestro idioma posee una riqueza incomparable con otros idiomas, y una de las cosas que lo diferencia de los demás, son los signos de puntuación, mas precisamente los de interrogación y admiración. ¿Cuál es el sentido de remarcar una palabra con dos, tres y hasta cuatro signos de admiración al final de una palabra o frase? Escuche justificativos como: “muchos escriben como hablan”. Si alguien se acerca mientras estoy de espaldas sin tener en cuenta su presencia y me grita a menos de un metro: “¡¡¡hola!!!!” Habrá logrado sin hacer mucho esfuerzo, provocarme un buen susto seguido de una fuerte arritmia.
Claro que lo más trágico del tema no son las cantidades de signos que resaltan al final de la frase sino la nula cantidad observable que hay al principio. El idioma castellano abre y cierra las oraciones interrogativas y admirativas. ¿Para que tanto esfuerzo? Dirá el acusado de este acto, con temor a que se le gaste la lapicera. Porque, por suerte, en nuestro idioma sabremos, con la presencia de estos signos como entonaremos la oración desde el principio de ésta y no al final cuando ya no nos queda tiempo para darnos cuenta.
Muchos afirman que la culpa de esto es la tecnología. Los sms, msn y tantos utilitarios que se definen con siglas, aparentan ser los grandes culpables de estos sucesos.
Yo miro mi teclado y veo en él todas las herramientas que se necesitan para lograr una correcta, o al menos mediocre, escritura. Los teléfonos celulares en cambio, traen otro conflicto que tiene mas que ver con la economía que con la búsqueda de la corrección. No tengo nada en contra de eso, posiblemente una “h” de mas sea aplaudida por las empresas telefónicas que se frotaran las manos mientras facturan cinco pesos el mensaje. Pero si vamos a economizar con las letras, economicemos con los signos de admiración a los que me referí anteriormente. Mensajes como: ola!!!!! Cmo ands tnto tiempo???? Ns juntams a kminr??? Carecen de sentido. Ahorramos en letras y despilfarramos en signos.
La acentuación es lo más criticado por todos. Las reglas son confusas, aprendemos las reglas generales de tildación para después darnos cuenta que existen los hiatos que exceptúan dichas reglamentaciones. No pido que conozcamos todas y cada una de las reglas (si algún confrontador se detiene a buscar mis errores de tildación le hago mucho fácil su trabajo diciéndole que es muy probable que los encuentre sin demasiado esfuerzo) pero no es lo mismo decir índico que indico que indicó. Los verbos en pretérito perfecto llevan tilde, si no se convierten en otros tiempos o hasta en otras palabras inexistentes en nuestro idioma.
La “real academia española” aunque muchos no estén de acuerdo colabora en esta defenestración de la escritura y el habla castellana. Me niego rotundamente a decir Setiembre. La “p” antepuesta a la letra “t” es, según los lingüistas, mas difícil de articular, si el lector hace la prueba se dará cuenta que están en lo correcto. Pero si trasladamos el lenguaje coloquial al papel, entonces estaremos repletos de palabras difíciles de pronunciar y tendríamos que cambiarlas a todas.
Para terminar con esta serie de ejemplos aberrantes voy a citar uno que está en boga últimamente: “La presidenta”.
Otra palabra deformada e inventada por la masa hablante que la real academia terminó por aceptar. En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "el ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte".
Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no "residenta”. No, señora, esto no es machismo, es historia de la lengua, es hablar y escribir correctamente ¿o acaso usted cuando hace calor se refresca con “la” agua de su piscina? si usted lo hace entonces estará medio loca y no “media” loca
Resumiendo, no es mi intención que cada uno vaya a un taller de ortografía y escritura pero sí que nos demos cuenta que nuestro idioma es demasiado rico para destruirlo como lo estamos haciendo, tomemos conciencia que estos errores que se comenten no solo son errores sino falta de interés, y eso es lo mas grave. Si es más fácil escribir “ola” que hola, si los acentos dejan de importar, si los géneros de las palabras ya no importan y se utilizan según nuestra conveniencia, entonces la extinción del idioma castellano como lo conocemos inevitablemente desaparecerá.
Para el que no entendió nada de lo que intente explicar, se lo resumo en un vocabulario conocido: APRNEDE A ABLAR Y A ESCRIVIR VIEN, LA PTA Q T PARIO!!!!!!!

NO MORE

lunes, 1 de marzo de 2010

La noche de Mantequilla



El nueve de Febrero de 1974, en París. Se dio lugar a un encuentro pugilístico inolvidable para muchos. Carlos Monzón (uno de los mejores boxeadores argentinos, sino el mejor), defendía su título ante el mejicano (por elección, ya que había nacido en Cuba) José “Mantequilla” Nápoles. Se decía que “Mantequilla” era capaz de derrotar al campeón y hasta que Monzón le temía. El campeón le propino una paliza al retador y lo aniquiló por completo.
Más de 12000 personas concurrieron a la carpa-circo convocados por Alain Delón (promotor del encuentro), entre ellos, mejicanos, argentinos y franceses. En algún lugar, seguramente encendiendo un cigarrillo, estuvo el gran Julio Cortázar, quien escribió, magistralmente, el texto que podrán leer a continuación.
Espero que lo disfruten como yo lo hice.

Cosme Fulanito

La noche de Mantequilla
Eran esas ideas que se le ocurrían a Peralta, él no daba mayores explicaciones a
nadie pero esa vez se abrió un poco más y dijo que era como el cuento de la carta robada,
Estévez no entendió al principio y se quedó mirándolo a la espera de más; Peralta se
encogió de hombros como quien renuncia a algo y le alcanzó la entrada para la pelea,
Estévez vio bien grande un número 3 en rojo sobre fondo amarillo, y abajo 235; pero ya
antes, cómo no verlo con esas letras que saltaban a los ojos, MONZÓN V. NAPÓLES. La otra entrada se la harán llegar a Walter, dijo Peralta. Vos estarás ahí antes de que empiecen las peleas (nunca repetía instrucciones, y Estévez escuchó reteniendo cada frase) y Walter llegará en la mitad de la primera preliminar, tiene el asiento a tu derecha. Cuidado con los que se avivan a último momento y buscan mejor sitio, decile algo en español para estar seguro. El vendrá con una de esas carteras que usan los hippies, la pondrá entre los dos si es un tablón o en el suelo si son sillas. No le hables más que de las peleas y fíjate bien alrededor, seguro habrá mexicanos o argentinos, tenelos bien marcados para el momento en que pongas el paquete en la cartera. ¿Walter sabe que la cartera tiene que estar abierta?, preguntó Estévez. Sí, dijo Peralta como sacándose una mosca de la solapa, solamente espera hasta el final cuando ya nadie se distrae. Con Monzón es difícil distraerse, dijo
Estévez. Con Mantequilla tampoco, dijo Peralta. Nada de charla, acordate. Walter se irá
primero, vos dejá que la gente vaya saliendo y ándate por otra puerta.
Volvió a pensar en todo eso como un repaso final mientras el metro lo llevaba a la
Défense entre pasajeros que por la pinta iban también a ver la pelea, hombres de a tres o
cuatro, franceses marcados por la doble paliza de Monzón a Bouttier, buscando una
revancha vicaria o acaso ya conquistados secretamente. Qué idea genial la de Peralta, darle esa misión que por venir de él tenía que ser crítica, y a la vez dejarlo ver de arriba una pelea que parecía para millonarios. Ya había comprendido la alusión a la carta robada, a quién se le iba a ocurrir que Walter y él podrían encontrarse en el box, en realidad no era una cuestión de encuentro porque eso podía haber ocurrido en mil rincones de París, sino de responsabilidad de Peralta que medía despacio cada cosa. Para los que pudieran seguir a Walter o seguirlo a él, un cine o un café o una casa eran posibles lugares de encuentro, pero esa pelea valía como una obligación para cualquiera que tuviese la plata suficiente, y si por ahí los seguían se iban a dar un chasco del carajo delante de la carpa de circo montada por Alain Delon; allí no entraría nadie sin el papelito amarillo, y las entradas estaban agotadas desde una semana antes, lo decían todos los diarios. Más todavía a favor de Peralta, si por ahí lo venían siguiendo o lo seguían a Walter, imposible verlos juntos ni a la entrada ni a la salida, dos aficionados entre miles y miles que asomaban como bocanadas de humo del metro y de los ómnibus, apretándose a medida que el camino se hacía uno solo y la hora se acercaba.
Vivo, Alain Delon: una carpa de circo montada en un terreno baldío al que se
llegaba después de cruzar una pasarela y seguir unos caminos improvisados con tablones
Había llovido la noche anterior y la gente no se apartaba de los tablones, ya desde la salida del metro orientándose por las enormes flechas que indicaban el buen rumbo y MONZÓN-NÁPOLES. a todo color. Vivo, Alain Delon, capaz de meter sus propias flechas en el territorio sagrado del metro aunque le costara plata. A Estévez no le gustaba el tipo, esa manera prepotente de organizar el campeonato mundial por su cuenta, armar una carpa y dale que va previo pago de qué sé yo cuánta guita, pero había que reconocer, algo daba en
cambio, no hablemos de Monzón y Mantequilla pero también las flechas de colores en el metro, esa manera de recibir como un señor, indicándole el camino a la hinchada que se hubiera armado un lío en las salidas y los terrenos baldíos llenos de charcos.
Estévez llegó como debía, con la. carpa a medio llenar, y antes de mostrar la entrada
se quedó mirando un momento los camiones de la policía y los enormes tráilers iluminados por fuera pero con cortinas oscuras en las ventanillas, que comunicaban con la carpa por galerías cubiertas como para llegar a un jet. Ahí están los boxeadores, pensó Estévez, el tráiler blanco y más nuevo seguro que es el de Carlitos, a ése no me lo mezclan con los otros. Napóles tendría su tráiler del otro lado de la carpa, la cosa era científica y de paso pura improvisación, mucha lona y tráilers encima de un terreno baldío. Así se hace la guita, pensó Estévez, hay que tener la idea y los huevos, che.
Su fila, la quinta a partir de la zona del ringside, era un tablón con los números
marcados en grande, ahí parecía haberse acabado la cortesía de Alain Delon porque fuera de las sillas del ringside el resto era de circo y de circo malo, puros tablones aunque eso sí unas acomodadoras con minifaldas que te apagaban de entrada toda protesta. Estévez verificó por su cuenta el 235, aunque la chica le sonreía mostrándole el número como si él no supiera leer, y se sentó a hojear el diario que después le serviría de almohadilla. Walter iba a estar a su derecha, y por eso Estévez tenía el paquete con la plata y los papeles en el bolsillo izquierdo del saco; cuando fuera el momento podría sacarlo con la mano derecha, llevándolo inmediatamente hacia las rodillas lo deslizaría en la cartera abierta a su lado.
La espera se le hacía larga, había tiempo para pensar en Marisa y en el pibe que
estarían acabando de cenar, el pibe ya medio dormido y Marisa mirando la televisión. A lo mejor pasaban la pelea y ella la veía, pero él no iba a decirle que había estado, por lo menos ahora no se podía, a lo mejor alguna vez cuando las cosas estuvieran más tranquilas. Abrió el diario sin ganas (Marisa mirando la pelea, era cómico pensar que no le podría decir nada con las ganas que tendría de contarle, sobre todo si ella le comentaba de Monzón y de Napóles), entre las noticias del Vietnam y las noticias de policía la carpa se iba llenando, detrás de él un grupo de franceses discutía las chances de Napóles, a su izquierda acababa de instalarse un tipo cajetilla que primero observó largamente y con una especie de horror el tablón donde iban a envilecerse sus perfectos pantalones azules. Más abajo había parejas y grupos de amigos, y entre ellos tres que hablaban con un acento que podía ser mexicano; aunque Estévez no era muy ducho en acentos, los hinchas de Mantequilla debían abundar esa noche en que el retador aspiraba nada menos que a la corona de Monzón. Aparte del asiento de Walter quedaban todavía algunos claros, pero la gente se agolpaba en las entradas de la carpa y las chicas tenían que emplearse a fondo para instalar a todo el mundo. Estévez encontraba que la iluminación del ring era demasiado fuerte y la música demasiado pop, pero ahora que empezaba la primera preliminar el público no perdía tiempo en críticas y seguía con ganas una mala pelea a puro zapallazo y clinches; en el momento en que Walter se sentó a su lado Estévez llegaba a la conclusión de que ése no era un auténtico público de box, por lo menos alrededor de él; se tragaban cualquier cosa por esnobismo, por puro ver a Monzón o a Napóles.
—Disculpe —dijo Walter acomodándose entre Estévez y una gorda que seguía la
pelea semiabrazada a su marido también gordo y con aire de entendido.
—Póngase cómodo —dijo Estévez—. No es fácil, estos franceses calculan siempre
para flacos.
Walter se rió mientras Estévez empujaba suave hacia la izquierda para no ofender al
de los pantalones azules; al final quedó espacio para que Walter pasara la cartera de tela
azul desde las rodillas al tablón. Ya estaban en la segunda preliminar que también era mala, la gente se divertía sobre todo con lo que pasaba fuera del ring, la llegada de un espeso grupo de mexicanos con sombreros de charro pero vestidos como lo que debían ser, bacanes capaces de fletar un avión para venirse a hinchar por Mantequilla desde México, tipos petisos y anchos, de culos salientes y caras a lo Pancho Villa, casi demasiado típicos mientras tiraban los sombreros al aire como si Napóles ya estuviera en el ring, gritando y discutiendo antes de incrustarse en los asientos del ringside. Alain Delon debía tenerlo todo previsto porque los altoparlantes escupieron ahí nomás una especie de corrido que los mexicanos no dieron la impresión de reconocer demasiado. Estévez y Walter se miraron irónicos, y en ese mismo momento por la entrada más distante desembocó un montón de gente encabezado por cinco o seis mujeres más anchas que altas, con pull-overs blancos y gritos de «¡Argentina, Argentina!», mientras los de atrás enarbolaban una enorme bandera patria y el grupo se abría paso contra acomodadoras y butacas, decidido a progresar hasta el borde del ring donde seguramente no estaban sus entradas. Entre gritos delirantes terminaron por armar una fila que las acomodadoras llevaron con ayuda de algunos gorilas sonrientes y muchas explicaciones hacia dos tablones semivacíos, y Estévez vio que las mujeres lucían un MONZÓN negro en la espalda del pull-over. Todo eso regocijaba considerablemente a un público a quien poco le daba la nacionalidad de los púgiles puesto que no eran franceses, y ya la tercera pelea iba duro y parejo aunque Alain Delon no parecía haber gastado mucha plata en mojarritas cuando los dos tiburones estarían ya listos en sus tráilers y eran lo único que le importaba a la gente.
Hubo como un cambio instantáneo en el aire, algo se trepó a la garganta de Estévez; de los altoparlantes venía un tango tocado por una orquesta que bien podía ser la de
Pugliese. Sólo entonces Walter lo miró de lleno y con simpatía, y Estévez se preguntó si seria un compatriota. Casi no habían cambiado palabra aparte de algún comentario pegado a una acción en el ring, a lo mejor uruguayo o chileno pero nada de preguntas, Peralta había sido bien claro, gente que se encuentra en el box y da la casualidad que los dos hablan español, pare de contar.
—Bueno, ahora sí— dijo Estévez. Todo el mundo se levantaba a pesar de las protestas y los silbidos, por la izquierda un revuelo clamoroso y los sombreros de charro volando entre ovaciones, Mantequilla trepaba al ring que de golpe parecía iluminarse todavía más, la gente miraba ahora hacia la derecha donde no pasaba nada, los aplausos cedían a un murmullo de expectativa y desde sus asientos Walter y Estévez no podían ver el acceso al otro lado del ring, el casi silencio y de pronto el clamor como única señal, bruscamente la bata blanca recortándose contra las cuerdas, Monzón de espaldas hablando con los suyos, Napóles yendo hacia él, un apenas saludo entre flashes y el arbitro esperando que bajaran el micrófono, la gente que volvía a sentarse poco a poco, un último sombrero de charro yendo a parar muy lejos, devuelto en otra dirección por pura joda, bumerang tardío en la indiferencia porque ahora las presentaciones y los saludos, Georges Carpentier,
Nino Benvenuti, un campeón francés, Jean-Claude Bouttier, fotos y aplausos y el ring vaciándose de a poco, el himno mexicano con más sombreros y al final la bandera argentina desplegándose para esperar el himno, Estévez y Walter sin pararse aunque a Estévez le dolía pero no era cosa de chambonear a esa altura, en todo caso le servía para saber que no tenía compatriotas demasiado cerca, el grupo de la bandera cantaba al final del himno y el trapo azul y blanco se sacudía de una manera que obligó a los gorilas a correr para ese lado por las dudas, la voz anunciando los nombres y los pesos, segundos fuera.
—¿Qué palpito tenes? —preguntó Estévez. Estaba nervioso, infantilmente emocionado ahora que los guantes se rozaban en el saludo inicial y Monzón, de frente, armaba esa guardia que no parecía una defensa, los brazos largos y delgados, la silueta casi frágil frente a Mantequilla más bajo y morrudo, soltando ya dos golpes de anuncio.
—Siempre me gustaron los desafiantes —dijo Walter, y atrás un francés explicando que a Monzón lo iba a ayudar la diferencia de estatura, golpes de estudio, Monzón entrando y saliendo sin esfuerzo, round casi obligadamente parejo. Así que le gustaban los desafiantes, desde luego no era argentino porque entonces; pero el acento, clavado un uruguayo, le preguntaría a Peralta que seguro no le contestaría. En todo caso no debía llevar mucho tiempo en Francia porque el gordo abrazado a su mujer le había hecho algún comentario y Walter contestaba en forma tan incomprensible que el gordo hacía un gesto desalentado y se ponía a hablar con uno de más abajo. Napóles pega duro, pensó Estévez inquieto, dos veces había visto a Monzón tirarse atrás y la réplica llegaba un poco tarde, a lo mejor había sentido los golpes. Era como si Mantequilla comprendiera que su única chance estaba en la pegada, boxearlo a Monzón no le serviría como siempre le había servido, su maravillosa velocidad encontraba como un hueco, un torso que viraba y se le iba mientras el campeón llegaba una, dos veces a la cara y el francés de atrás repetía ansioso ya ve, ya ve cómo lo ayudan los brazos, quizá la segunda vuelta había sido de Napóles, la gente estaba callada, cada grito nacía aislado y era como mal recibido, en la tercera vuelta Mantequilla salió con todo y entonces lo esperable, pensó Estévez, ahora van a ver la que se viene, Monzón contra las cuerdas, un sauce cimbreando, un uno-dos de látigo, el clinch fulminante para salir de las cuerdas, una agarrada mano a mano hasta el final del round, los mexicanos subidos en los asientos y los de atrás vociferando protestas o parándose a su vez para ver.
—Linda pelea, che —dijo Estévez—, así vale la pena.
—Ajá.
Sacaron cigarrillos al mismo tiempo, los intercambiaron sonriendo, el encendedor de Walter llegó antes, Estévez miró un instante su perfil, después lo vio de frente, no era cosa de mirarse mucho, Walter tenía el pelo canoso pero se lo veía muy joven, con los blue-jeans y el polo marrón. ¿Estudiante, ingeniero? Rajando de allá como tantos, entrando en la lucha, con amigos muertos en Montevideo o Buenos Aires, quién te dice en Santiago, tendría que preguntarle a Peralta aunque después de todo seguro que no volvería a verlo a Walter, cada uno por su lado se acordaría alguna vez que se habían encontrado la noche de Mantequilla que se estaba jugando a fondo en la quinta vuelta, ahora con un público de pie y delirante, los argentinos y los mexicanos barridos por una enorme ola francesa que veía la lucha más que los luchadores, que atisbaba las reacciones, el juego de piernas, al final Estévez se daba cuenta de que casi todos entendían la cosa a fondo, apenas uno que otro festejando idiotamente un golpe aparatoso y sin efectos mientras se perdía lo que de verás estaba sucediendo en ese ring donde Monzón entraba y salía aprovechando una velocidad que a partir de ese momento distanciaba más y más la de Mantequilla cansado, tocado, batiéndose con todo frente al sauce de largos brazos que otra vez se hamacaba en las sogas para volver a entrar arriba y abajo, seco y preciso. Cuando sonó el gong, Estévez miró a
Walter que sacaba otra vez los cigarrillos.
—Y bueno, es así —dijo Walter tendiéndole el paquete—. Sí no se puede no se puede.
Era difícil hablarse en el griterío, el público sabía que el round siguiente podía ser el decisivo, los hinchas de Napóles lo alentaban casi como despidiéndolo, pensó Estévez con una simpatía que ya no iba en contra de su deseo ahora que Monzón buscaba la pelea y la encontraba y a lo largo de veinte interminables segundos entrando en la cara y el cuerpo mientras Mantequilla apuraba el clinch como quien se tira al agua, cerrando los ojos. No va a aguantar más, pensó Estévez, y con esfuerzo sacó la vista del ring para mirar la cartera de tela en el tablón, habría que hacerlo justo en el descanso cuando todos se sentaran, exactamente en ese momento porque después volverían a pararse y otra vez la cartera sola en el tablón, dos izquierdas seguidas en la cara de Napóles que volvía a buscar el clinch, Monzón fuera de distancia, esperando apenas para volver con un gancho exactísimo en plena cara, ahora las piernas, había que mirar sobre todo las piernas, Estévez ducho en eso veía a Mantequilla pesado, tirándose adelante sin ese ajuste tan suyo mientras los pies de Monzón resbalaban de lado o hacia atrás, la cadencia perfecta para que esa última derecha calzara con todo en pleno estómago, muchos no oyeron el gong en el clamoreo histérico pero Walter y Estévez sí, Walter se sentó primero enderezando la cartera sin mirarla y Estévez, siguiéndolo más despacio, hizo resbalar el paquete en una fracción de segundo y volvió a levantar la mano vacía para gesticular su entusiasmo en las narices del tipo de pantalón azul que no parecía muy al tanto de lo que estaba sucediendo.
—Eso es un campeón —le dijo Estévez sin forzar la voz porque de todos modos el otro no lo escucharía en ese clamoreo—. Carlitos, carajo.
Miró a Walter que fumaba tranquilo, el hombre empezaba a resignarse, qué se le va a hacer, si no se puede no se puede. Todo el mundo parado a la espera de la campana del séptimo round, un brusco silencio incrédulo y después el alarido unánime al ver la toalla en la lona, Napóles siempre en su rincón y Monzón avanzando con los guantes en alto, más campeón que nunca, saludando antes de perderse en el torbellino de los abrazos y los flashes. Era un final sin belleza pero indiscutible, Mantequilla abandonaba para no ser el
—¿Y qué pasó?
—Afuera lo esperaban otros tres, uno tenía un pase o algo así y en menos que te cuento estaban en un auto del parking para la barra de Delon y la gente de guita, con canas por todos lados. Entonces volví a la pasarela donde Chaves nos esperaba, y ahí tenes. Anoté el número del auto, claro, pero no va a servir para un carajo.
—Nos estamos saliendo de París —dijo Estévez.
—Sí, vamos a un sitio tranquilo. El problema ahora sos vos, te habrás dado cuenta.
—¿Por qué yo?
—Porque ahora el tipo te conoce y van a acabar por encontrarte. Ya no hay aguantaderos después de lo de Walter.
—Me tengo que ir, entonces —dijo Estévez. Pensó en Marisa y en el pibe, cómo llevárselos, cómo dejarlos solos, todo se le mezclaba con árboles de un comienzo de bosque, el zumbido en los oídos como si todavía la muchedumbre estuviera clamando el nombre de Monzón, ese instante en que había habido como una pausa de incredulidad y la toalla cayendo en medio del ring, la noche de Mantequilla, pobre viejo. Y el tipo había estado a favor de Mantequilla, ahora que lo pensaba era raro que hubiese estado del lado del perdedor, tendría que haber estado con Monzón, llevarse la plata como Monzón, como alguien que da la espalda y se va con todo, para peor burlándose del vencido, del pobre tipo con la cara rota o con la mano tendida diciéndole bueno, fue un placer. El auto frenaba entre los árboles y Chaves cortó el motor. En la oscuridad ardió el fósforo de otro cigarrillo,
Peralta.
—Me tengo que ir, entonces —repitió Estévez—. A Bélgica, si te parece, allá está el que sabes.
—Estarías seguro si llegaras —dijo Peralta—, pero ya viste con Walter, tienen gente en todas partes y mucha manija.
—A mí no me agarrarán.
—Como Walter, quién iba a agarrarlo a Walter y hacerlo cantar. Vos sabes otras cosas que Walter, eso es lo malo.
—A mí no me agarran —repitió Estévez—. Mirá, solamente tengo que pensar en
Marisa y el pibe, ahora que todo se fue a la mierda no los puedo dejar aquí, se van a vengar con ella. En un día arreglo todo y me los llevo a Bélgica, lo veo al que sabes y sigo solo a otro lado.
—Un día es demasiado tiempo —dijo Chaves volviéndose en el asiento. Los ojos se acostumbraban a la oscuridad, Estévez vio su silueta y la cara de Peralta cuando se llevaba el cigarrillo a la boca y pitaba.
—Está bien, me iré lo antes que pueda —dijo Estévez.
—Ahora mismo —dijo Peralta sacando la pistola.

(En "Alguién anda por ahi" de Julio Cortázar)

lunes, 22 de febrero de 2010

Rastafarismo



He visto y escuchado muchas cosas referidas al movimiento rastafari y, en la mayoría de los casos, la falta de información es notable.
Como la mayoría de mis amistades conoce, me disgusta muchísimo la confusión que existe con respecto a la palabra “rasta”. La gran mayoría de las personas confunden este vocablo con el de “Dreadlocks”, es decir que creen que “rastas” son el tipo de peinado utilizado por, por citar un caso, Bob Marley. Bob Marley era un músico que profesaba la cultura “rasta”, el movimiento rastafari. Esas “extrañas” trenzas que cubrían su excelso cráneo (perdón, no puedo ser objetivo cuando me refiero a Robert Nesta) son los llamados dreadlocks.
Preguntarán: ¿ Por qué salta este pibe ahora, cuando en realidad podría haberlo hecho mucho antes y, en el mejor de los casos, no hacerlo nunca? El caso es que, la gota que rebalsó el vaso fue la siguiente:
En mis últimas vacaciones en la costa atlántica me cansé de ver carteles que decían algo así como: “se hacen trenzas, rastas, etc” aunque está en mi personalidad, perder la cordura ante este tipo de ofrecimientos, no fue el caso mas grave. Lo más indigno que vi fueron unos individuos que portaban una remera, haciendo promoción a un local, donde se leía la siguiente leyenda : “La casa del dreadlock. Se hacen rastas” Traté de convencerme de que luego de hacerte los dreadlocks te llevaban a un templo donde te empapaban de rastafarismo y salías rindiéndole culto a Jah y a Haile Selassie. Pero me resultó una idea poco realista. Es por esto que preferí dedicarle un post a la cultura rastafari y su historia.
La diversidad opiniones ha llegado a tal punto que me propuse encontrar alguna fuente que resuma, de la mejor manera (a mi parecer) el significado del movimiento rastafari. Y el siguiente fragmento me conformó en su totalidad.
Espero que lo disfruten

NO MORE


RASTAFARISMO
Indudablemente, la mayor aportación cultural de los rastas ha sido en el campo de la música. Este ritmo caribeño que nació en la vecina isla de Jamaica es el que hoy día llamamos Reggae.
Disfrutamos y conocemos de esta música gracias al trabajo realizado por Bob Marley, quien se encargó de dar a conocer su mensaje internacionalmente con la búsqueda de un mensaje social y una espiritualidad única, impregnada en las letras y la mística de esta música. Todos conocemos al menos un poco de Bob, pero, ¿qué realmente es Rastafari?
El movimiento Rastafari surgió en Jamaica cerca del año 1930 cuando personas que habían escuchado el mensaje de Marcus Garvey se enteraron de la noticia que Ras Tafari Makonnen había sido coronado Rey de Etiopía bajo el nombre de Haile Selassie (Poder de la Santísima Trinidad en el lenguaje amárico). Además de su nuevo nombre, Haile Selassie I, heredó también los títulos que le correspondían al sucesor número 225 del linaje del Rey Salomón y el Rey David, y que además aparecen en la Biblia bajo el libro del Apocalipsis: Rey de Reyes, Señor de Señores, León Conquistador de la Tribú de Judá.
Entonces se comprendió que la profecía de Marcus Garvey de que llegaría un rey negro salvador, no podía ser más que confirmada con este gran acontecimiento, que ocurría en la tierra ancestral de nuestros abuelos: Africa.
Notemos, pues, que Ras es un título con el cual se le honraba a la nobleza etíope, especialmente a los gobernadores de las provincias. Tafari Makonnen, por sus méritos, pasó de ser gobernante a ser el Emperador de su pueblo.
Etiopía es vista por muchos Rastas como la Tierra Prometida, Sión (Zion), donde se llevará a cabo la repatriación del pueblo negro que ha estado en exilio de por más de 400 años. Para algunos Rastas, el nombre Etiopía señala a todo el continente africano (como en un principio fue llamado, de hecho). Hoy en día, hasta la ciencia está aceptando que los comienzos de la humanidad vieron la luz en las tierras etíopes, gracias al descubrimiento de los restos de Lucy, un fósil australopiteco de 3.18 millones de años encontrado en Hadar, Etiopía. A pesar, muchos entienden el concepto de Sión, no tanto como un lugar físico, sino más bien, como un estado de conciencia, una realidad viva que forma parte de nuestra esencia, hacia la cual todos dirigimos nuestras vidas pero no todos logran alcanzar.
Los llamativos colores verde, amarillo y rojo que identifican a los Rastas, precisamente son los colores de la bandera etíope que representan la tierra fértil, la riqueza y la sangre del pueblo, respectivamente.
Babylon (Babilonia) es sinónimo de fuerzas malignas, ya sea persona o personas, lugares, o estilos de vida. Babilonia es anti-progresiva, es retroceso, y su misión es hacer la vida del humano recto y amante de la paz, una de desorden, incomodidad e inconformidad.
Por ejemplo, el rastafari indica que todo tipo de opresión, todo tipo de injusticia, todo tipo de odio e inclusive todo tipo de cosas artificiales y hasta toda política con sus llamados politiqueros son producto de Babylon.
Los rastafaris, rara vez, hablarán públicamente de la sabiduría que conllevan sus vidas. En la medida que pueden, tratan de alejarse de los ambientes contaminados y de las grandes ciudades, para buscar elevar sus pensamientos. No son seres que deseen estar al otro lado del micrófono del curioso y muchas veces son algo incomprendidos.
Entonces, ¿cómo se define rastafarismo? Primero que todo, los rastas no aceptan esta palabra ya que la palabra correcta es Rastafari al momento de referirse al movimiento. Rastafarismo, al igual que cualquier otro -ismo, significa separación y tiene connotaciones
de superficialidad. Todos los movimientos supuestamente unificadores crean barreras: comunismo, capitalismo, imperialismo, fanatismo, sexismo, machismo, etc.
Rastafari, en cambio, acapara toda una totalidad, una permanencia y una profundiad enteramente positivas. Una persona cree en un ismo; en Rastafari, uno sabe. El verbo creer, no tiene entrada en el vocablo rasta.
El Rasta sabe que Haile Selassie, el Emperador de Etiopía, es el Mesías aclamado en las Escrituras.
Este conocimiento, es accesible a todos los pueblos del mundo. Todos, sin excepción de raza, son un Rasta en el fondo: es responsabilidad de cada persona descubrir esta realidad que yace en su interior. Uno no se convierte en Rasta, Rastafari lo convierte a uno; uno no se hace Rasta, uno se vuelve consciente de Rasta. Su Majestad Imperial Haile Selassie I es JAH, quien apareció en carne y hueso para redimir a todos los negros en exilio del mundo de los opresores. Jah es la abreviación del nombre de Dios en el Antiguo Testamento, Jehová.
Rastafari implica un reto a los valores babilónicos que nos acosan diariamente y así lo han hecho por cientos de años.
En el movimiento Rastafari existen diversas órdenes que tienen algunas diferencias en términos de práctica pero no en términos de sus valores dirigidos hacia Su Majestad Imperial. Ya sea de la Divina Orden Teocrática del Nyabinghi, la Orden de las Doce Tribus o del Bobo Ashanti, todo Rasta vive bajo el manto del Rey de Reyes, Jah.
Muchas veces asociamos al Rasta con los dreadlocks y la ganja, pero realmente no profundizamos en el verdadero significado de éstas prácticas.
Rastafari no es un culto, no es una secta, ni una religión, es un estilo de vida. El usar dreadlocks no es moda, ni mucho menos negligencia. El Rasta lleva a cabo el voto del nazireo según dicta la Biblia en el libro de Números, capítulo 6, donde se le indica a la persona, mantener su cuerpo puro para consagrarlo y dejarse crecer la cabellera en honor a Dios. El voto del nazireato se extiende aún más con la purificación del alimento porque se promueve seguir una dieta vegetariana o vegana (I-tal) mientras se elimina toda sustancia tóxica para el cuerpo, entiéndase alcohol, medicamentos, drogas, tabaco y relaciones sexuales ilícitas.
El lenguaje sólo utiliza palabras positivas y por esto a veces, se pueden escuchar a los Rastas diciendo palabras en inglés que no suenan correctas, como I-tal (vital), I-ration (creation), I-thiopia (Ethiopia), y overstand, en vez de understand (entender) ya que el entendimiento está por encima y no por debajo. Estos juegos de palabras y esta manera de hablar y razonar, no son producto de un analfabetismo craso, es, en realidad, mediante los cambios del vocabulario y la re-composición de las palabras que utilizan, también, un acto consciente de protesta contra Babilonia. Cuando dicen I&I (Yo y Yo) se refieren al espíritu de comunidad y conexión que existe entre los humanos, en lugar de decir You & I (Tú y Yo), que indica cierta diferencia. La palabra I, que significa en inglés, Yo, es un sustituto para tú, él, ella, nosotros, ellos, etc., porque evoca un sentido de unidad y expresa la divinidad que cada uno tiene dentro de sí.
El punto más contoroversial, sin duda, es la marihuana, la cual es usada de manera sacramental y es considerada sagrada. Se utiliza, no como droga, sino como una planta medicinal que forma parte de la naturaleza y que El Creador puso para el bienestar de la humanidad. No se utiliza por relajar o pasar el rato, la marihuana eleva los pensamientos de tal manera que, todo fluye mejor en el remolino de la mente y facilita la meditación y la
contemplación. Además, dicen, que cuando se fuma, se adquiere una conciencia común a todos los demás seres cónsonos con la naturaleza. El fumar no es una práctica obligatoria pero sí se promueve mucho la medicina natural y el consumo de productos orgánicos que benefician tanto a la humanidad como al medioambiente.
Como vemos, Rastafari es un movimiento muy profundo de convicciones claras y honestas. Es un estilo de vida que intenta recobrar la esencia natural y divina que le corresponde a los seres humanos y re-establecer la armonía entre cada persona, mediante una perspectiva siempre positiva y un respeto total a la vida fundados en una filosofía de amor y unidad. El valor fundamental siendo el amor a sí mismo para vivir en paz con uno y con los demás.

“Don’t gain the world and lose your soul, Wisdom is
better than silver and gold” - B. Marley

Escrito por el hermano Georges Félix

Fuente: http://www.natural-rasta.com.ar/rastafarismo.htm (pueden encontrar muchísima mas información aquí)

domingo, 14 de febrero de 2010

Una mina

El fútbol tiene esas cosas. Nadie esperaba mucho de los once desamparados (así era como los llamaban en el barrio). Siempre últimos, valla más vencida y delantera menos goleadora.
El alambrado que rodeaba la cancha tenía fisuras por los cuatro costados, quedaba un poco de césped cerca del banderín del corner (en realidad solo quedaba una vara plástica enterrada en la tierra a fuerza de ladrillazos) del arco que daba a la calle.
El área chica de ambos arcos estaba tan desgastada que los arqueros parecían sumergirse en un desnivel que les sacaba altura. Por suerte Don Chicho, se encargaba todas las mañanas de los domingos (siempre y cuando no hubiese tomado el tercer cartón de vino la noche anterior) de pasar un rodillo con cal para demarcar los sectores de la cancha.
Los desamparados no tenían hinchas, nadie iba a verlos excepto por "el Moncho" Molina, que aprovechaba las mañanas de los domingos para que la noche del sábado sea mas larga. Se sentaba detrás del alambrado con dos cervezas y comenzaba con sus burlas y salivazos que impactaban, dependiendo del lado donde atacaran, en el número tres ("el Colo") y cuatro ("El bocón") de los desamparados en el momento que disponían a ejecutar un saque de banda.
El campeonato estaba llegando a su fin. Última fecha, de local, contra Defensores de Burzaco. El partido era más que nada para las estadísticas. Defensores se había consagrado campeón hacía ya dos semanas. Llevaban dieciocho partidos jugados habiendo ganado todos por un margen mínimo de tres goles y con solo cinco goles en contra.
Los locales se reunieron en el vestuario y comenzaron con la ceremonia del reparto de camisetas.
- ¿Llegó "El Chale"?- preguntaba el flamante capitán y segundo central del equipo, Alejandro.
- Dijo que venía sobre la hora. Tenía que hacer un flete acá a seis cuadras- contestaba "el Simio", Compañero de defensa de Alejandro, que se había ganado su apodo por su rusticidad en la tarea defensiva.
- Le guardamos la diez entonces. Mario, ¿Trajiste los guantes?
- No che, los dejé en la construcción, se me pasó.
- Siempre el mismo boludo vos. Te doy los míos.
El reparto continuó hasta que todas las camisetas tuvieron su dueño. Vale recalcar que debido a tantos años de torneos, la camiseta más sana era la número siete que usaba "el Gordo" Garbarini, la cual tenía solo un agujero debajo de la axila y el numero siete estaba despegado desde la parte superior lo que hacía que flameara en contacto con el aire.
Luego del sorteo se dispusieron en el campo. "El Chale" llegó, como había dicho, sobre la hora y, con el diez en la espalda, tomó su posición.
Sonó el pitido del arbitro y desde el costado de la cancha se escuchó el primer grito del "Moncho": “¡A ver cuantos se comen hoy! ¡Manga de muertos!” y escupió al "Colo" justo debajo del número tres.
El partido comenzó como era de esperarse.
En la primer jugada, el cinco de Defensores (un jugador de una clase excepcional) dejó solo al wing izquierdo, luego de pasar como poste al “Simio” que en el intento por buscar la pelota fue a parar, barrida de por medio, contra el alambrado donde estaba el “Moncho” quien no podía creer la oportunidad que tenía (en este caso el impacto fue en la frente) El delantero definió ante la salida de Mario impactando el balón con el borde interno del pie zurdo y colocándolo abajo, junto al palo.
El primer tiempo prosiguió de la misma manera. Un dominio constante de Defensores, abanderado por el número cinco a quien no había manera de sacarle la pelota.
Fin del primer tiempo y tres a cero para los visitantes.
Esperaron los quince minutos en el vestuario envueltos en un silencio sepulcral hasta que los llamó el juez: “muchachos, ya es hora”.
Volvieron a la cancha. El árbitro hizo sonar su silbato. “Preparate cuatro, ahora te toca a vos” Gritó "el Moncho".
Nada cambió. Defensores siguió aprovechando los garrafales errores de los locales. “Ese cinco es un fenómeno” decía "el Chale" mientras recuperaba el aire apoyando las palmas de su mano contra sus muslos. A medida que el tiempo pasaba, el marcador engordaba, uno, dos, tres, cuatro… Llegando a los cuarenta minutos el partido iba siete a cero a favor de defensores
Faltaban cinco minutos para el final, la tortura tenía que terminar.
Tras un lateral de los visitantes, la pelota quedó sin dueño, picando en el área de los desamparados, "el Simio” la golpeó con rabia, con la clase que lo caracterizaba. La pelota voló, hacia el lateral superando el precario alambrado y golpeando las ramas de un árbol que estaba cruzando la calle. “Yo voy”, dijo "el Chale".
Cuando se disponía a salir por uno de los agujeros que había en el alambrado, vieron el milagro.
Mario se acercó incrédulo hasta la posición de Alejandro y dijo: “una mina…”
Alejandro parecía una estatua, y sin mirar a su compañero, repitió: “una mina…”
Se podían escuchar los murmullos de los jugadores locales que no dejaban de observar la situación.
La joven traía el balón como si se tratara de un recién nacido, arrullándolo y mirando que nada lo molestase. Se acercó al "Chale", que transpiraba mas por esa situación que por el esfuerzo que había experimentado hasta el momento. Ella dejó la pelota en las manos del diez y este, luego de unos segundos atino a decir:
- Gracias…
- Hay que cuidarlo más…- le reprochó la mujer
"Chale" dejó la pelota en manos del rival y volvió al campo sin decir nada.
Ella, lejos de volver por donde había venido, se paró, apoyándose con los antebrazos junto al alambrado y se quedó mirando el partido. Miraba con sus profundos ojos verdes, el viento hacía flamear su pelo negro como flameaba el número siete del gordo Garbarini. Su pantalón blanco y su remera gris, su figura infartante, su…
“¡Juegue!”, gritó el juez y ese grito devolvió a los jugadores locales a la realidad.
La pelota volvió al campo y el cinco de Defensores sin vacilar la golpeó, queriéndo colocarla con mucha fuerza y precisión en el ángulo derecho del arco defendido por Mario. La pelota viajo, segura del destino de red que le habían asignado. Mario voló hacia ella y, con su guante de albañil, se interpuso en su camino. Corner.
Nadie se acordaba cuando había sido la última vez que Mario había logrado una tapada semejante, de hecho, costaba recordar cuando había, al menos, parado una pelota que se dirigía hacia el arco.
Y allí fue cuando lo escucharon. La mujer aplaudía. No sólo estaba mirando el partido sino que simpatizaba por "los desamparados". “Es un ángel” pensaba Alejandro.
Los jugadores estaban atónitos. Más aún, después de que el centro arrojado al área fuera descolgado por Mario quien rápidamente le cedió la pelota al "Colo" con un pase con la mano. "El Colo" paró la pelota con el pecho y la durmió bajo la suela y ante la marca del wing derecho, cambió el juego hacia la otra banda con un exquisito pase por el aire. El lateral derecho bajo la pelota con el muslo y avanzó por la banda. "El bocón" pisó la pelota hacia el pie izquierdo dejando sin esperanzas al siete rival que no pudo hacer más que mirarle la espalda mientras seguía con su escalada. El volante por izquierda rival se acercó presuroso y ante la atónita mirada del "Moncho" le tiró un túnel que lo dejó mirando hacia el piso preguntándose por dónde habría pasado esa pelota. En ese momento a lo lejos se escucho: “Oleeeee”. La joven había cambiado de posición, saltaba junto al alambrado y avanzaba conforme a la jugada.
El bocón tocó la pelota hacia el medio, donde "el Simio" había llegado, empujando al equipo desde el fondo y sin dejarla picar, jugó de primera haciendo un pase de veinte metros que encontró el pecho de "el Chale". El mediocampista vió la llegada del número cinco rival y con un lujoso sombrero, regateó su imponente figura. Avanzó los diez metros que lo separaban del área rival. El segundo central se arrojo a sus pies y, "el Chale", enganche mediante, lo hizo pasar de largo. “¡ooooleeee!” se escuchó aún mas fuerte desde atrás del alambre. "Chale" observó que el arquero comenzaba su carrera hacia él y, golpeando la pelota bien desde abajo, colocó un tiro por arriba del uno, que solo atinó a mirar. La pelota viajaba hacia el gol cuando el primer central apareció desde la nada y, arrojándose por los aires rechazó el balón con un cabezazo que envió la pelota al corner. ¡Uuuuuuuuhh! se escuchó desde el costado de la cancha seguido de un enérgico aplauso. "Chale" tomó la pelota y se dispuso a realizar el tiro de esquina. El área estaba atiborrada. Empujones, codazos, golpes, que el juez del partido decidió ignorar. El tiempo corría y "el Chale" tiró el centro con apuro. Parecía una pelota perdida. El arquero avanzó dos pasos y esperó, confiado la última pelota del partido. Alejandro dejó detrás a su marca, buscó la bola anticipándose al arquero y la golpeó, potente, con la frente.
¡Gooooooooooooooool! Se escuchó desde fuera de la cancha. La mujer saltaba y agitaba los brazos. Pudieron ver como "El Moncho" también saltaba y gritaba de alegría.
El árbitro señaló la mitad de la cancha validando el gol. Defensores se apuró a mover la pelota, pero ya era tarde, el árbitro hizo sonar tres veces su silbato y el partido terminó.
Los desamparados se abrazaban y festejaban. Festejaban porque por cinco minutos apabullaron al rival, por cinco minutos jugaron al fútbol como nunca lo habían hecho antes, por cinco minutos deleitaron a una bella señorita.
El fútbol tiene esas cosas. Las mujeres también.

Cosme Fulanito

viernes, 5 de febrero de 2010

Diccionario

Uno siempre intenta que la gente se interese en los post que publica. Para eso, siempre lo mejor es recurrir a algún gran personaje que haya hecho, escrito o dicho algo interesante y que, el dueño del blog, jamás será capaz de acercarse. De esta manera el interés crecerá y cuando menos se lo esperen, estarán asqueandose con un escrito del autor de este infame blog.

Con ustedes, Diego Capusotto.

AMIGA: Dícese de la mujer que tiene ese 'no se qué' que elimina toda intención de acostarse con ella.
AMOR A PRIMERA VISTA: Lo que ocurre cuando se encuentran dos personas poco exigentes y excepcionalmente calientes.
ATRACCIÓN: Asociación entre calentura y una persona en particular.
BANQUERO: Es un tipo que te presta su paraguas cuando hay sol radiante y te lo reclama cuando empieza a llover.
BOY SCOUT: Un niño vestido de estúpido, comandado por un estúpido vestido de niño.
CANDIDATO: Persona que obtiene dinero de los ricos y votos de los pobres para protegerlos a unos de los otros.
CONFIANZA: Vía libre que se da a una persona para que cometa una serie de barbaridades.
CONSULTOR: Es alguien que te saca el reloj de tu muñeca, te dice la hora y te cobra por ello.
CURA: Persona al que todos lo llaman padre menos sus hijos, que lo llaman tío.
DESILUSIÓN: Cuando el bonito trasero no coincide con la espantosa cara.
DIPLOMÁTICO: Es quien te dice que te vayas al carajo de un modo tal que te sientes ansioso por empezar el viaje.
ETERNIDAD: Tiempo que pasa desde que acabaste hasta que la dejaste en su casa.
FÁCIL: Dícese de la mujer que tiene la moral sexual de un hombre.
HOMBRE: Aquel individuo humano que durante sus primeros 9 meses de vida, quiere salirse del útero y el resto de su vida intenta entrar en él.
INDIFERENCIA: Actitud que adopta una mujer hacia un hombre que no le interesa, que es interpretada por el hombre como 'se está haciendo la difícil'.
INFLACIÓN: Es tener que vivir pagando los precios del año próximo con los sueldos del año pasado.
INTELECTUAL: Individuo capaz de pensar por más de 2 horas en algo que no sea sexo.
LAMENTABLE: Hombre con una erección que camina hacia una pared y con lo primero que la toca es con la nariz.
LENGUA: Órgano sexual que algunos degenerados usan para hablar.
MODESTIA: Reconocer que uno es perfecto sin decírselo a nadie.
MOLESTA: Persona que habla cuando uno desearía que escuchase.
MONOGAMO: Polígamo reprimido.
NINFÓMANA: Término con el cual un hombre define a una mujer que desea tener sexo más a menudo que él.
PESIMISTA: Optimista con experiencia.
SWETTER: Prenda que usan los niños cuando la madre tiene frío.
SUPERMODELOS: Evidencia de que todos los demás estamos mal hechos.
TRABAJO EN EQUIPO: Posibilidad de echarle la culpa a otros.
UROLÓGO: Especialista que te mira el pene con desprecio, te lo agarra con asco y te cobra como si te lo hubiera chupado

lunes, 1 de febrero de 2010

Segunda Parte

Pasó más de un año desde la última entrada en este blog. En un año pasan muchas cosas, algunas buenas experiencias que siempre se ven opacadas por las malas, se puede conocer mucha gente nueva o hasta encontrar en algunas ya conocidas, virtudes que nunca habíamos notado y se convierten en nuevos seres que ayudan a soportar la mortalidad. Pero por más que los demás lo intenten y hasta uno mismo se lo proponga, la gente que ya no está marca la diferencia. Y no hablo de la desaparición física, la inevitable. Habló de las que están pero que deciden no participar más en tu vida, las que (uno siempre termina cayendo en esto) tal vez podríamos haber hecho más por conservarlas. Cuando pensamos en que si hubiesemos hecho esta o aquella cosa mejor tal vez, el resultado hubiese sido distinto. La desaparición evitable o por así llamarla “por propia voluntad” es la desesperante. Esa persona que está en su casa, que sabemos donde vive, que tenemos el número de teléfono de su casa y hasta el de su celular, pero, sin embargo no podemos desearle un feliz cumpleaños.
Volviendo al principio, muchas cosas cambian a veces para bien, a veces para mal. Seguramente las próximas entradas resultaran distintas a las anteriores. Tal vez lean una mejoría o tal vez (lo mas probable) lean textos inconexos y desesperantemente agramaticales (y hasta de mal gusto). Sepan que nunca será mi intención, y les recalco, de ninguna manera intentaré, jamás, lograr un texto exquisito.

Cosme Fulanito